El amigo de los estudiantes
(Capítulo 1)
1816
nací siendo un niño esclavo
regalado al niño Severn Teackle Wallis
un mes mayor que yo, mi amo
vivíamos en la plantación de Easton, Maryland.
Tenía 23 años cuando escapé.
El maestro me dio cinco dólares para hacer un recado
pero huí hacia Wilmington, Delaware.
en Wilmington abordé un barco de vapor para Filadelfia,
y desde Filadelfia un tren a Trenton, Nueva Jersey.
desde Trenton, tomé un tren a Princeton,
donde se me agotó el dinero y no pude viajar ya más.
Hubiera querido llegar a New York, Boston o incluso Canadá
pero cinco dólares no son mucho y no pude viajar ya más.
De entre los miles que intentamos escapar del sur,
muchos esclavos tuvimos que quedarnos a medio camino
y buscamos casas
entre los irlandeses que construyeron el canal de esta ciudad
a un precio muy bajo.
Pocos dólares, muchos dolores.
Me enamoré de una mujer libre
y tuvimos un hijo.
Me enamoré de varias mujeres libres.
Conseguí trabajo de conserje en la universidad;
abro y cierro las aulas de Nassau Hall,
limpio las habitaciones de los estudiantes,
les llevo agua fresca,
alimento los fogones,
y vacío sus letrinas,
por eso los estudiantes me llaman Jim Stink.
1843,
el estudiante John Henry Thomas
o el estudiante Joseph August Wicked,
uno de los dos, me reconoció
y me delató como el esclavo fugitivo del Sr Wallis
que creció y ahora es abogado
y académico español de la historia en España
y embajador en aquel país.
Él mismo, mi antiguo amo de la plantación de Easton,
el niño al que fui regalado, siendo un niño
ha defendido ante un tribunal la Ley de Esclavos Fugitivos de 1793
y en poco tiempo habría vuelto a la esclavitud
si la libertad no me hubiera sido ofrecida en forma de negocio
por el cual pagar algunos dólares
por estos dolores
que los estudiantes de esta universidad han reunido
por iniciativa de la Señora Theodosia Prevost
y que tengo a deber.
Por eso arrastro mi carretilla por este campus,
vendiendo mi frutas y dulces en los arcos de East Pyne.
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El amigo de las ardillas
(Capítulo 2)
En el futuro,
cuando no existan los árboles,
en el futuro
cuando no existan los árboles
nos parecerá imposible (un chiste)
que las ardillas pudieran
como pueden hoy
atravesar Princeton entero, sin pisar el suelo.
A t r a v e s a r P r i n c e t o n e n t e r o s i n p i s a r e l s u e l o .
No siembran, no siegan, no acumulan en graneros.
No somos más que ellas a los ojos de Dios.
¿Habrá árboles en el futuro?
¿Se fabricarán canoas con las manos?
¿Se beberá cerveza con sabor a abedul?
¿Se seguirán balanceando los ahorcados?
¿Se escribirán cuentos del futuro sobre este pueblo de ardillas negras que salta hoy de rama en rama y encuentra su camino y el camino de los pájaros en medio de la frondosidad del árbol del pasado que se otoña en East Pyne?
Sugar Maple
(Los estudiantes dicen Accer Saccharum)
Con su madera fabricaron los muebles de su casa.
Bottonwood
(Los estudiantes dicen Platanus Occidentalis)
Con su tronco fabricaron las canoas de su río.
American Beech
(Los estudiantes dicen Fagus Grandifolia)
Con su corteza aromatizaban la cerveza de su celebración
Northern Red Oak
(Los estudiantes dicen Querqus Borealis)
De sus ramas colgaron a los hombres de su revolución.
Conocer el árbol
en la memoria del salto
hacia el pueblo que no sucedió, que no había, que no llegó, que se perdió.
No trabaja, no hila, no siembra.
Mi nombre es James Collins Johnson.
Vendo fruta.
Vendo fruta.
Vendo fruta.
20181107_072727 from Rafael Gabriel on Vimeo.