¿Y qué se puede hacer en un pueblo con tus vecinxs para tus vecinxs? ¿Por qué juntarse con gente absolutamente diversa y diferente para hacer algo que uno haría de otra forma quizá? ¿Cuánto tiempo de trabajo puede uno poner de forma voluntaria en eso, pese a la precariedad? ¿Necesitamos todos estos contenidos culturales o nos inventamos la necesidad? ¿Es acaso esto, la cultura popular? ¿Cómo está afectando toda esta actividad a la transformación –desruralización y. urbanización– de este pueblo? ¿La estamos promoviendo alegremente o resistiendo críticamente? Fueron preguntas que aparecieron muy intensamente a lo largo de estos años en la Fundación Cultural de Cercedilla, asumidas en soledad o junto a mis compañeros y compañeras a los que les tengo cariño, respeto, admiración y agradecimiento. Además del trabajo continuado en las actividades de la Fundación, como patrono y luego como secretario, me involucré especialmente en facilitar algunos cursos de arte, en la puesta en marcha el festival Montaña Sónica, escribí y escribo la sección de arte de la preciosa revista de la fundación; armamos la primera exposición caminada dela localidad y por un tiempo le dimos continuidad al cine-fórum aunque no pudimos sostenerlo. La Fundación, que tiene más años que yo mismo, continúa. Por un momento algunos pensamos en que sería buena idea hacer algo de oposición a las políticas culturales del ayuntamiento, jugar a órdago, pero era una táctica muy arriesgada que implicaba la inmolación institucional. Otros compañeros han visto viable continuar y están metiéndole energía ahora y hay que apoyar desde afuera, qué duda cabe, aunque uno no tuviera ya más energía para hacerlo desde adentro. Más que los qués y los cómos, me parece que son los quiénes lo que le da un aire nuevo. Cada cual, mueve a su manera, también su gente. Y los pueblos son las gentes, muchos tipos de, no una cosa sola, ni un lo mismo. Dos medios de comunicación local, carismáticos expertos en incidencia política y social. En la transformación local en marcha, esta institución puede jugar un papel relevante. Las preguntas del comienzo, afortunadamente, seguirán estando ahí, para quien necesite hacérselas en ese proceso.
No matter how hard I try You keep pushing me aside And I can't break through There's no talking to you It's so sad that you're leaving It takes time to believe it But after all is said and done You're gonna be the lonely one Do you believe in life after love I can feel something inside me say I really don't think you're strong enough Do you believe in life after love I can feel something inside me say I really don't think you're strong enough What am I supposed to do Sit around and wait for you Well I can't do that And there's no turning back I need time to move on I need a love to feel strong 'Cause I've got time to think it through And maybe I'm too good for you Do you believe in life after love I can feel something inside me say I really don't think you're strong enough Do you believe in life after love I can feel something inside me say I really don't think you're strong enough Well I know that I'll get through this 'Cause I know that I am strong I don't need you anymore I don't need you anymore I don't need you anymore No I don't need you anymore Do you believe in life after love I can feel something inside me say I really don't think you're strong enough Do you believe in life after love I can feel something inside me say I really don't think you're strong enough Do you believe in life after love I can feel something inside me say I really don't think you're strong enough Do you believe in life after love I can feel something inside me say I really don't think you're strong enough Fue Luis Miguel Dominguín quien mejor lo contó, por carta, a su amigo Rafael De Paula. Es el miedo la raíz de la dignidad humana, el motor de nuestras acciones. Su contrario no es valor. Lo contrario del valor es la cobardía. Un hombre sale al ruedo, igual que una actriz pisa un escenario, o salta a un ring, o coge una raqueta, o comienza a tatarear una canción en público. Todos van cargados de miedo, y es éste el que los catapulta hacia la acción heroica de enfrentarse a lo desconocido, a lo que tendrán que escribir con su puño y letra, ante la atenta mirada de cientos o miles de espectadores. Lo cobarde sería no hacerlo, quedarse ensimismado detrás de una barrera o un camerino. Dejar que el miedo paralice la acción. No hacer nada. Qué tristemente abordamos los conceptos que tenemos, qué poco sabemos de ellos. Ay de aquel que confunde miedo con cobardía pues no comprende su propio abecedario, aunque es seguro que se afane en el conocimiento de otro idioma.
El Miedo, Antonio San Miguel Roldán, Miércoles 22 de Marzo de 2017. La Voz de Talavera |
| Canalejas, Madrid, complejo Four Seasons, antes, Banco Español de Crédito o la Equitativa, filial de The Equitable Life Assurance Society of the United States, dedicada al negocio de los seguros de vida. Qué ironía. ¿Qué les decía? Humano, demasiado humano. Incluso los solemnes elefantes de piedra de los capiteles, cuyos colmillos fueron serrados, están ahí para evidenciar que ya no hay selva, ni montaña para ellos. No sabe si llamarlo desconfianza, miedo o cansancio, pero desde hace un tiempo, le resultan muy complicados los espacios y las temporalidades que sólo están habitados por humanos. Hay que fijarse, pues no nos hemos fijado demasiado en esto. ¿Cuántos elementos vivos hay alrededor de ti ahora mismo que no sean humanos? Si se repite el ejercicio, nos sorprenderá la frecuencia en la que estamos absolutamente solos. Comienza a estar cansada. No exactamente de ustedes, ni de mí, ni de su familia o amigas, no es que quiera dejar de verles, de conversar, ni cesar en el intento de conocer nuevas personas. Quiere más bien verlas en un contexto por fin real, de un modo en que no se encuentren en absoluta soledad. Todo comenzó con el desencanto, claro. Desencantada de las ciudades, desencantada de las poblaciones, de los bares. Un poco desencantada de la vida. Es un viaje peligroso, este el del desencantamiento. Una amiga suya, que fue campeona olímpica de esquí y famosa televisiva, también estaba cansada y desencantada de la vida y decidió arrojarse por el peñasco de una montaña de su pueblo. Estuvieron por muchos días buscándola. ¿Sería acaso esta la forma más firme y definitiva de descansar? ¿La forma más sincera y noble de re-encantar su espíritu, desparramándolo por todo el valle? “Una pluma en el suelo y ahí con ella nuestros votos. Que seas una más en la bandada de rabilargos y que ellos te cuenten el secreto de prosperar en común” escribió Jorge Riechmann sobre el suicidio de la campeona olímpica en la montaña. La madre de Christine, la novia de mi amigo Ryan, desapareció escalando una montaña en Colorado cerca de Elephant Rock. Estuvieron cinco días buscándola junto a los agentes forestales hasta que finalmente la encontraron al final de un desfiladero, muerta todavía con su mochila y en estado de semi descomposición. Nunca llegué a ir a Colorado, pero en una tienda de antiguedades de carretera me compré un álbum cromolitografiado. En una de ellas aparece este enclave, una figura humana se recorta sobre una peña en el primer plano, contemplando dirección la roca elefante. Hace tres días volví de Cantabria, del santuario de Montesclaros. Un viejo monasterio en el que se apareció la virgen con su hijo, y éste sorprendentemente llevaba unas botitas. El territorio requiere buen calzado, qué duda cabe. Esta comunidad de frailes está, como muchas otras, en extinción. De los cuarenta frailes que aquí vivían, solo cinco viven hoy en un monasterio, que por todos los lados, exclama su extinción. Dentro de pocos años, morirán. Sin embargo, a la vez todo el espacio brilla, suda vida o está orientado hacia ella. Esta pareja de viejos robles, hermanos de los otros miles que pueblan las montañas que rodean el santuario es lo que estos frailes pueden contemplar desde sus habitaciones. Uno de ellos estuvo muchos años en Latinoamérica y África y de vuelta se trajo una impresionante colección de mariposas y bichitos que hoy se puede visitar en una de las capillitas del templo. Allí donde debía haber santos, este pobre fraile instaló su misión exploratoria de los insectos. ¿Serán las montañas, justo el paisaje opuesto al que muestra la plaza de Canalejas, el edificio de la Equitativa, un territorio que lo humano no ha terminado gobernando? Un territorio donde lo humano toca a su fin como evidencia el gesto de la campeona olímpica de ski o la mamá de Christine. Si en la ciudad frecuentemente uno no puede encontrarse más que con humanos, con algunos animales domésticos quizá, con algunas viejas acacias mal podadas, algunos pajaritos cuyo canto apenas es escuchado, en la montaña frecuentemente, sucede lo contrario. Si fueron los hombres quienes llevaron a cabo el desencanto y el cansancio del mundo, quizá merece la pena ir allí donde estos están en absoluta minoría, rodeado de un pueblo de seres y organismos que apenas entendemos pero guardan “el secreto de prosperar en común”. Endless Mountain. Montaña sin fin. Sociedad de la Montaña sin Fin. |
All right.
Wild child full of grace
Savior of the human race
Your cool face
Natural child, terrible child
Not your mother's or your father's child
Your our child, screamin' wild
An ancient lunatic reins
In the trees of the night
Ha, ha, ha, ha
With hunger at her heels
Freedom in her eyes
She dances on her knees
Pirate prince at her side
Stirrin' into…
The Doors, "Wild Child", The Soft Parade, 1969.
Wild child full of grace
Savior of the human race
Your cool face
Natural child, terrible child
Not your mother's or your father's child
Your our child, screamin' wild
An ancient lunatic reins
In the trees of the night
Ha, ha, ha, ha
With hunger at her heels
Freedom in her eyes
She dances on her knees
Pirate prince at her side
Stirrin' into…
The Doors, "Wild Child", The Soft Parade, 1969.